martes, 29 de octubre de 2013

La Ontologia Del Lenguaje


Prólogo
La inquietud principal de este libro es la ética de la convivencia humana. En primer lugar el sentido de la vida, lo que consideramos el desafío fundamental de nuestro tiempo.  En segundo lugar, la construcción de nuevas modalidades de convivencia en un mundo globalizado. Se agradece a los alumnos del curso “El arte del coaching profesional”.

Capítulo 1 Bases de la Ontología del Lenguaje
Pocos desafíos podrían rivalizar con el que está inscrito en los muros del templo de Apolo, en Delfos, “Conócete a ti mismo”. …lo mejor que podíamos hacer para vivir una vida mejor era empezar a saber cómo éramos, a conocer nuestro ser.

La ontología del lenguaje es una comprensión radicalmente nueva de los seres humanos, distinta a la filosofía de Descartes, conocida como cartesianismo, la más influyente de los tiempos modernos. Es porque pensamos dice Descartes, que podemos concluir que existimos: “Yo pienso – nos dice – luego existo.” El pensamiento es la base del ser.  La razón es lo que nos hace humanos.

Consideramos que existen tres desarrollos mayores que desafían el programa metafísico.  El primero, y quizás el más importante es la filosofía de Nietzsche quien ha entregado la más fuerte crítica a la comprensión del alma humana y se situó primero fuera del marco metafísico.  El segundo es la fenomenología existencial de Martín Heidegger y su crítica a los supuestos del cartesianismo, según los cuales los seres humanos son primariamente seres racionales.  El tercero corresponde al segundo período de la filosofía de Ludwig Wittgenstein, que nos ha ofrecido una comprensión del lenguaje radicalmente nueva.

En el campo de las ciencias biológicas también han tenido lugar importantes desarrollos.  Hemos visto por ejemplo cómo, a nivel de la biología teórica, se ha postulado que el rasgo básico que distingue a la especie humana de otras, es el lenguaje humano.  Este postulado fue establecido por Ernst Mayr a principios de los años sesenta.  En este dominio cabe destacar la valiosa contribución del biólogo chileno Humberto Maturana.

¿Qué entendemos por ontología?  Para los antiguos griegos, que acuñaron el término ontología, ésta significaba nuestra comprensión general del ser en tanto tal. Cuando decimos de algo que es ontológico, hacemos referencia a nuestra interpretación de las dimensiones constituyentes que todos compartimos en tanto seres humanos y que nos confieren una particular forma de ser.

Primer Postulado básico: Interpretamos a los seres humanos como seres linguísticos.  Es más, sostenemos que la existencia humana reconoce tres dominios primarios, pudiéndose derivar cualquier otro dominio de fenómenos humanos de estos tres: el dominio del cuerpo, el dominio de la emocionalidad y el dominio del lenguaje.
Ello implica que los fenómenos que tienen lugar, por ejemplo, en el dominio emocional (emociones) son coherentes con los que podemos detectar a nivel del cuerpo (posturas) y del lenguaje (lo que se dice o se escucha).  Estas relaciones de coherencia habilitan la posibilidad de efectuar “reconstrucciones” de los fenómenos propios de cada dominio a través de cualquiera de los otros dos.

Segundo Postulado: Interpretamos al lenguaje como generativo. El lenguaje no solo nos permite describir la realidad, el lenguaje crea realidades.  La realidad no siempre precede al lenguaje, éste también precede a la realidad.  El lenguaje es acción…alteramos el curso espontáneo de los acontecimientos: hacemos que cosas ocurran.  Por ejemplo, al proponerle algo a alguien o al decirle “si”, “no” o “basta” a alguien intervenimos en el curso de los acontecimientos.

Tercer Postulado: Interpretamos que los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él.

Primer principio:    No sabemos cómo las cosas son.
                                   Sólo sabemos cómo las observamos
                                   O cómo las interpretamos.
                                   Vivimos en mundos interpretativos.

Esta es precisamente una de las premisas centrales de la disciplina que hemos bautizado con el nombre de “coaching ontológico”.  Ella descansa en la capacidad de observar lo que alguien dice con el propósito no solo de conocer aquello de lo cual se habla, sino de conocer (interpretar) el alma (entendida como la forma particular de ser) de quien habla.
La capacidad de transformación del mundo…está asociada al poder de nuestras asociaciones.
Relación entre acción y ser
Hemos planteado que lo que somos, nuestra identidad personal, es una construcción lingüística, una historia que fabricamos sobre nosotros mismos, sobre la dirección de nuestras vidas en el futuro, y sobre nuestro lugar en una comunidad y en el mundo.

Segundo principio:           No solo actuamos de acuerdo a cómo somos, (y lo hacemos),
                                   También somos de acuerdo a cómo actuamos.
                                   La acción genera ser.
                                   Uno deviene de acuerdo a lo que hace.

Comprendemos la importancia de observar las acciones humanas para comprender cómo son los humanos.  Este es uno de los principios básicos del “coaching” ontológico y dentro del cual nos es posible efectuar lo que llamamos una “interpretación ontológica”.  Al observar la forma en que un individuo actúa (y no olvidemos que el lenguaje es acción), el “coaching” ontológico puede interpretar la forma de ser de tal persona.
Nuestras acciones no solo revelan cómo somos, también nos permiten transformarnos, ser diferentes, devenir.  Este es un segundo principio del “coaching” ontológico y nos capacita para realizar lo que llamamos “intervención ontológica”.  Al hacer posible que una persona actúe de un modo determinado (y, nuevamente, no olvidemos que el lenguaje es acción), el “coaching”ontológico le permite moverse en una determinada dirección y dejar atrás sus antiguas formas de ser.

Capitulo 2: Sobre el Lenguaje Humano

La forma en que damos sentido a nuestras vidas, es obviamente lingüística.  Basta preguntarle a alguien “¿Quién eres?”, para reconocer que lo que obtenemos de vuelta es un relato, una historia en la que “relatamos” quiénes somos.  Nuestra identidad está directamente asociada a nuestra capacidad de generar sentido a través de nuestros relatos.  Al modificar el relato de quiénes somos, modificamos nuestra identidad.

Somos el relato que nosotros y los demás contamos de nosotros mismos.  Reiteramos, al modificar ese relato, modificamos lo que somos.

Tercer Principio de  la Ontología del Lenguaje:          
            Los individuos actúan de acuerdo a los sistemas sociales a los que pertenecen. 
Pero a través de sus acciones, aunque condicionados por estos sistemas sociales, también pueden cambiar tales sistemas sociales.

La ontología del lenguaje nos permite hacernos plenamente responsables de nuestras vidas.  Nos permite elegir las acciones que nos llevarán a convertirnos en aquel ser que hayamos escogido

Capitulo 3: Los Actos Lingüísticos Básicos

El lenguaje…es acción.  Tomemos un ejemplo.  Cuando decimos a alguien “te felicito”, no estamos describiendo una felicitación, estamos realmente haciéndola.  Estamos realmente ejecutando el acto de felicitar.  El filósofo británico J.L. Austin fue el primero en destacar esta cualidad activa del lenguaje o, empleando sus propias palabras, la naturaleza “ejecutante”… del lenguaje.  Se dio cuenta de que aún cuando describimos, estamos haciendo una descripción y, por lo tanto, estamos actuando.

Dada la importancia que tienen las promesas en nuestras vidas, es conveniente detenernos a examinar cuan competentes somos en hacerlas y en identificar el tipo de problemas con los que nos solemos encontrar. Cuatro elementos referidos a cuatro problemas más importantes.
El primero guarda relación con quien identificamos como el orador pues es quien abre el juego (como sabemos en la danza de las promesas los dos interlocutores participan en el hablar).  Un problema habitual dice relación con personas que no saben hacer peticiones u ofertas.  Y aquí tenemos dos situaciones.  La primera guarda relación con personas que simplemente no piden o no ofrecen en determinados dominios de sus vidas o bajo determinadas circunstancias.
Hay quienes, por ejemplo, sabiendo pedir al interior de la familia, suelen no hacerlo en la oficina, o con determinados amigos, o cuando, por ejemplo, hacen el amor.  Ellos esperan que los demás descubran, casi por arte de magia, lo que les inquieta o importa.  Muchas veces caen en el resentimiento culpando a los demás por no cumplir promesas que jamás se atrevieron a pedir.  No pedir no solo condiciona una determinada identidad y resulta en una particular manera de ser, sino que es un factor que define el tipo de vida que podremos esperar.  Insistimos en uno de nuestro postulados básicos: no es que siendo como somos, no pidamos; más bien, el no pedir nos hace ser como somos y nos confiere una forma de vida correspondiente.  Si comenzamos a pedir donde no lo hacemos, transformamos nuestra forma de ser.
De la misma manera, hay también quienes no hacen ofertas y, en consecuencia, asumen un papel pasivo en mostrarse como posibilidad para otros.  Si estos otros no los “descubren”, están condenados a pasar inadvertidos en cuanto recursos valiosos para los demás.  Ellos, por lo tanto, no toman responsabilidad en hacerse reconocer en lo que valen, sino que quedan sujetos al accidente del descubrimiento por otros.  Nuevamente, ello tiene profundas repercusiones en la identidad y formas de vida a las que pueden acceder.
Hay también quienes creen hacer peticiones u ofertas que no suelen ser escuchadas como tales.  Algunos piensan, por ejemplo, que decir que algo no les gusta es equivalente a pedir que eso se modifique.  Obviamente no es lo mismo y muchas veces las cosas seguirán como estaban, simplemente porque no se hizo una petición concreta y clara.
Desde el lado del oyente de una petición u oferta, también pueden producirse problemas.  Particularmente cuando no sabemos aceptar ofertas o rehusar pedidos. ¿Cuántas veces, por ejemplo, decimos “si” a un pedido que consideramos que no debiéramos haber aceptado? ¿Cuál es el precio que pagamos en identidad, en autoestima y dignidad cuando no somos capaces de decir “No”? ¿Cómo se manifiesta eso en nuestras relaciones con los demás? ¿Qué consecuencias trae en nuestras vidas?

El papel generativo del lenguaje

Debiéramos ser capaces de observar cuan lejos estamos de nuestra comprensión tradicional del lenguaje.  La concepción del lenguaje como descriptivo y pasivo ha sido sustituida por una interpretación diferente, que ve al lenguaje como acción y, en tanto tal, como una fuerza poderosa que genera nuestro mundo humano.
Sustituimos la antigua interpretación descriptiva del lenguaje por lo que llamamos la interpretación generativa.  Debido a que el lenguaje no es pasivo; debido a que el lenguaje es acción, éste genera permanentemente nuevas realidades.  Nosotros los seres humanos, vivimos en mundos linguísticos y nuestra realidad es una realidad lingüística.  Creamos el mundo con nuestras distinciones linguísticas, con nuestras interpretaciones y relatos y con la capacidad que nos proporciona el lenguaje para coordinar acciones con otros.

Capitulo 4: De Los Juicios

Juicios y formas de ser
Hay tres dimensiones particulares que tienen impacto directo en la vida personal de cada uno y, particularmente, en nuestras formas de ser.
La primera de ellas se refiere a aquellas personas que se caracterizan por vivir de juicios ajenos y que, por lo tanto, no se constituyen como centro generador de los juicios que rigen su propia existencia.  Esto define lo que llamamos la condición de la inautenticidad.  Quienes viven en ella delegan en los demás la autoridad para emitir los juicios que les importan. Nada los alegra más que obtener un juicio positivo de los otros.  Nada los deprime más que recibir juicios negativos.
La lógica de sus actuaciones está fundamentalmente orientada, por lo tanto, a complacer a otros, los que adquieren, casi indiscriminadamente, autoridad para emitir sus juicios, juicios que obviamente afectan a la persona inauténtica.  Sus vidas, por lo tanto, pasan a estar dirigidas por fuerzas que no controlan y que son resultantes de los variados juicios que reciben….Esta es una condena al sufrimiento, en la medida que resulta imposible satisfacer a todos alrededor.  Basta un solo juicio negativo para afectar la estabilidad emocional de la persona inauténtica.
La segunda dimensión que nos interesa mencionar es aquella que consiste en tratar a los juicios como afirmaciones, sin hacer la distinción entre ambos. Para quienes operan así las consecuencias suelen ser la rigidez, la intolerancia y el cierre de múltiples posibilidades de aprendizaje.  Para estos los juicios no representan la posibilidad de puntos de vista discrepantes e incluso, de mayor diversidad y de enriquecimiento.  Un juicio diferente es tratado como error, como falsedad.  El legítimo espacio de la discrepancia se transforma en un espacio potencial de confrontación.
La tercera dimensión se refiere a quienes viven sin ser capaces de distinguir entre juicios fundados y juicios infundados.  Las consecuencias, son la decepción permanente con respecto a sus expectativas y una gran dificultad para diseñar su futuro.  No logran entender por qué a ellos las cosas no les resultan como quisieran y se comparan con los demás sinb entender por qué a ellos el éxito les es tan esquivo.


Más allá del bien y del mal

Si entendemos la autenticidad como la condición de vivir de los juicios propios, de convertirse en quien establece la medida de sus propias acciones, no basta con solo evitar que la vida se rija por los juicios de otros. …No es suficiente que sea yo quien emita un juicio, si al hacerlo, sólo estoy endosando acríticamente juicios que he encontrado disponibles dentro de mi comunidad.
El ser humano que logra acceder a todo su potencial de libertad, es aquel que somete su existencia al rigor de la autenticidad, que aprende a enjuiciar los juicios, a evaluar las evaluaciones, a examinar los valores que encuentra a la mano.  Ello lo obliga, por lo tanto, a trascender muchas de las formas heredadas que hacen la demarcación entre el bien y el mal y toma la responsabilidad de crear esa demarcación nuevamente para sí.


Los juicios y el sufrimiento humano

El sufrimiento, a diferencia del dolor, surge de las interpretaciones que hacemos sobre lo que nos acontece y, muy particularmente,  de los juicios en que dichas interpretaciones descansan.
Si el sufrimiento, por lo tanto, descansa en los juicios que hago sobre lo que acontece, significa que se abre un inmenso campo de intervención para tratar el sufrimiento humano.  Modificando los juicios que hago sobre aquello que nos sucede, podemos encontrar un mecanismo efectivo para aliviarnos del sufrimiento.

Una cuestión de confianza

De no haber confianza no tengo posibilidad de construir una relación estable con los demás.
…¿Nos dará confianza alguien que se comporta de una forma que no es consistente con lo que declara? ¿o alguien que hace declaraciones en materias para las que no tiene autoridad?

Hacia una ética fundada en el respeto

El respeto por el otro, el que nos brindamos en la convivencia social los unos a los otros en cuanto personas.  Humberto Maturana llama a lo anterior amor.  Nosotros preferimos el término respeto.  Estamos, sin embargo, hablando de lo mismo.
Como fenómeno lingüístico decimos que el respeto es el juicio de aceptación del otro como un ser diferente de mí, legítimo en su forma de ser y autónomo en su capacidad de actuar.  Implica, por lo tanto, la aceptación de la diferencia, de la legitimidad y de la autonomía del otro en nuestra convivencia en común.  Implica, por ende, la disposición a concederle al otro un espacio de plena y recíproca legitimidad para la prosecución de sus inquietudes.

Capitulo 5: El Escuchar: El Lado Oculto Del Lenguaje

…UN NUEVO SENTIDO COMÚN ACERCA DE LA IMPORTANCIA DEL ESCUCHAR ESTÁ EMERGIENDO.  Las personas están empezando a aceptar que escuchan mal.  Reconocen que, a menudo, les es difícil escuchar lo que otros dicen y que tienen dificultades en hacerse escuchar en la forma que desearían.  Este fenómeno ocurre en todos los dominios de nuestras vidas.

El escuchar valida el hablar.  Es el escuchar, no el hablar, lo que confiere sentido a lo que decimos.  Por lo tanto, el escuchar es lo que dirige todo el proceso de la comunicación.

Podemos concluir…que decir y escuchar son fenómenos diferentes.

Lo que diferencia el escuchar del oír es el hecho de que cuando escuchamos, generamos un mundo interpretativo…Aquí reside el aspecto activo del escuchar.
El factor interpretativo es de tal importancia en el fenómeno de escuchar aún cuando no haya sonidos y, en consecuencia, aun cuando no haya nada que oír.  Efectivamente podemos escuchar los silencios.  Por ejemplo, cuando pedimos algo, el silencio de la otra persona puede ser escuchado como una negativa.  También escuchamos los gestos, las posturas del cuerpo y los movimientos en la medida en que seamos capaces de atribuirles un sentido.
Sostenemos que si queremos captar el sentido de lo que se dice, debemos examinar las acciones involucradas en el hablar.  Cuando escuchamos, no escuchamos solamente palabras, escuchamos también acciones.  Esto es clave para comprender el escuchar.

Según el filósofo británico J.L. Austin, podemos decir que cuando escuchamos lo hacemos en tres niveles de acción.  Primero escuchamos el nivel de lo que se dijo y cómo fue dicho.  Segundo, escuchamos el nivel de la acción involucrada en lo que se dijo (sea esto una afirmación, una declaración, una petición, una oferta o una promesa).  Tercero, escuchamos el nivel de las acciones que nuestro hablar produce.  En esta interpretación del lenguaje, las palabras son herramientas que nos permiten mirar hacia todos esos niveles de acciones.

Freíd contribuyó a aclarar las intenciones que estaban detrás de las acciones: cuando los seres humanos creen saber por qué están haciendo lo que hacen, las razones que esgrimen pueden ser legítimamente impugnadas.  Esto es precisamente parte de la labor del terapeuta.  Este se permite impugnar las “razones” diferentes.
Cuando actuamos (y también cuando hablamos y escuchamos – esto es, cuando estamos en conversación) estamos constituyendo el “yo” que somos.  Lo hacemos tanto para nosotros mismos como para los demás.

Cuando escuchamos, por lo tanto, escuchamos las inquietudes de las personas.  Escuchamos el por qué las personas realizan las acciones que realizan.
Las personas que saben escuchar son personas que se permiten interpretar constantemente lo que la gente a su alrededor está diciendo y haciendo.
Para escuchar debemos permitir que los otros hablen, pero también debemos hacer preguntas.  Estas preguntas nos permiten comprender los hechos, emitir juicios bien fundados y elaborar historias coherentes.  Los que saben escuchar no aceptan de inmediato las historias que les cuentan.  A menudo las desafían.  No se satisfacen con un solo punto de vista.  Están siempre pidiendo otra opinión, mirando las cosas desde ángulos diferentes

En la medida en que el hablar es acción, todo hablar trae consecuencias en nuestro mundo.  Todo hablar es capaz de abrirnos o cerrarnos posibilidades.  Todo hablar tiene el potencial de modificar el futuro y lo que nos cabe esperar de él.

Postulamos que el acto de escuchar está basado en el respeto mutuo, en aceptar que los otros son diferentes de nosotros, que en tal diferencia son legítimos y en la aceptación de su capacidad de tomar acciones en forma autónoma de nosotros.  El respeto mutuo es esencial para poder escuchar.  Sin la aceptación del otro como diferente, legítimo y autónomo, el escuchar no puede ocurrir.  Si ello no está presente sólo podemos proyectar en los otros nuestra propia manera de ser.  En vez de hacer eso, cuando escuchamos nos colocamos en la disposición de aceptar la posibilidad de que existan otras formas de ser, diferentes de la nuestra.

Capitulo 6: Acción Humana y Lenguaje

Heidegger postula que lo que llamaremos transparencia – la actividad no reflexiva, no pensante, no deliberativa, la acción con umbral mínimo de conciencia – constituye la base y condición primaria de la acción humana.

Sostenemos que sólo emerge la deliberación, la conciencia de lo que estamos ejecutando, cuando este fluir en la transparencia, por alguna razón, se ve interrumpido: cuando se produce lo que llamamos un quiebre. Un quiebre, diremos, es una interrupción en el fluir transparente de la vida.

Sostenemos que todo quiebre involucra un juicio de que aquello que acontece, sea ello lo que sea, no cumple con lo que esperábamos que aconteciera.  Un quiebre, por lo tanto, es un juicio de que lo acontecido altera el curso esperado de los acontecimientos.



Los quiebres habitan en el observador

Una pregunta habitual que se nos hace es por qué hablamos de quiebres y no decimos problemas.  Después de todo, casi todo lo que hemos dicho pareciera referirse a problemas.  No todo, sin embargo.  Una de las ventajas de la distinción de quiebre es que nos permite reconocer que ellos pueden ser tanto negativos como positivos.

Cada vez que declaramos “¡Basta!” estamos de hecho declarando un quiebre.

En muchos ejemplos, algo que no era un “problema” en el pasado; fue declarado como tal en la actualidad, o bien, algo que era un “problema” …dejó de serlo a través de una declaración.

Una circunstancia típica que nos permite apreciar el poder de declarar un quiebre se da cuando decidimos aprender algo.  Las cosas pasan como pasan, y nosotros juzgamos que nos iría mejor si tuviésemos algunas competencias que no tenemos.  Por lo tanto, declaramos como un quiebre para nosotros el curso normal de los acontecimientos y nos comprometemos  a aprender, a adquirir nuevas competencias que nos permitan ser más efectivos en el futuro.  Bajo las mismas circunstancias, otra persona podría perfectamente seguir desempeñándose como lo ha hecho siempre.  Al declarar el quiebre creamos un nuevo espacio de posibilidades para nosotros.

Capitulo 7: El Poder De Las Conversaciones

Los quiebres generalmente llaman a la acción.  La forma en que nos hacemos cargo de ellos es realizando acciones…Sin embargo, la importancia de la acción como forma de enfrentar los quiebres no es obvia.  Ello implica que muchas veces no vemos la posibilidad de la acción como forma de responder a un quiebre.  Muy frecuentemente nos quedamos “empantanados” en él.  Como una manera de examinar esta conexión entre quiebres y la acción, es importante explorar los diversos tipos de conversaciones que pueden seguir a un quiebre.  Estas conversaciones nos dirán si estamos moviéndonos hacia la acción o hemos caído en el inmovilismo.  Basándonos en estas distinciones podemos, luego, diseñar las conversaciones que deben tener lugar para abordar el quiebre en forma efectiva.





  1. La conversación de juicios personales

Cuando nos enfrentamos a un quiebre, generalmente recurrimos a lo que llamamos “la conversación de juicios personales”.  En esta conversación normalmente constituimos aquello que sucedió en un quiebre.
Una vez efectuada la declaración de quiebre, lo normal es entrar en una cadena de juicios a través de los cuales interpretamos lo que sucedió y las consecuencias que derivan de ello.
…un mismo tipo de quiebre, produce juicios muy diferentes en diferentes personas.

Martin Seligman propone observar el tipo de juicios (él los llama “estilos explicativos”) que las personas hacen al enfrentar un quiebre de acuerdo a tres dominios diferentes.
El primero, es lo que podríamos llamar el dominio de la responsabilidad…El punto a determinar aquí es a quién uno hace responsable del quiebre: ¿es uno mismo o es el mundo? Hay quienes, nos indica Seligman, se hacen responsables de todo lo que les acontece.  Cada quiebre es una demostración adicional de lo inadecuados, incompetentes, poco inteligentes, etcétera, que son.  Hay otros, en cambio, que escasamente asumen responsabilidad ellos mismos y que normalmente culpan a otros, o les atribuyen los acontecimientos al azar, a la mala suerte.  De acuerdo al tipo de juicios que uno haga en el dominio de la responsabilidad, uno deviene en un determinado tipo de persona y vivirá un tipo determinado de vida.
El segundo dominio es el que podemos llamar el dominio de la inclusividad. …Hay quienes, por un lado, restringen sus juicios al dominio particular que corresponde a lo sucedido…Pero hay otros que utilizan el quiebre para una descalificación global, independientemente de dominio alguno, de quienes hacen responsables (ellos mismos u otros).
El tercer y último dominio es el dominio de la temporalidad. Para algunos, las consecuencias del quiebre serán permanentes y no hay cómo modificarlas.  Hay quienes dicen, por ejemplo, “Esto destruye mi vida para siempre” o “Está claro que nunca podré desempeñarme en matemáticas”.  Podemos por lo tanto sostener: dime cómo enjuicias tus quiebres y te diré cómo eres.  Este es, de hecho, uno de los recursos centrales del “coaching ontológico”.

  1. La conversación para la coordinación de acciones

La conversación que actúa directamente sobre el quiebre es la “conversación para la coordinación de acciones”. En ella generamos acciones futuras para hacernos cargo del quiebre existente.  Su objetivo es lograr que algo pase, es intervenir en el estado actual de las cosas.  Cuando entramos en ellas, procuramos cambiar aquello que produce el quiebre o hacernos cargo de sus consecuencias.  Estamos modificando las cosas respecto de su estado actual y, por tanto, estamos produciendo un vuelco en el curso normal de los acontecimientos.
Una de las formas más efectivas de encarar los quiebres es pedir ayuda.  Saber pedir ayuda es otra de las competencias lingüísticas fundamentales en la vida.  Muchas personas suelen tener dificultades para pedir ayuda.  Si indagamos por qué, normalmente descubrimos que tienen diversos juicios sobre las consecuencias asociadas con el pedir ayuda.  Algunos dirán, “si pido ayuda muestro debilidad”: otros, “Me pueden decir que no y me sentiré rechazado.  Por lo tanto, prefiero arreglármelas por mi cuenta”….Las consecuencias de no pedir ayuda suelen ser, por lo tanto, la prolongación del sufrimiento, la in efectividad, el aislamiento.
En el mundo de hoy no es posible vivir en la completa autosuficiencia.  Somos dependientes los unos de los otros.  Tenemos que aprender, por lo tanto a colaborar con otros y apoyarnos mutuamente, a coordinar acciones juntos.


  1. La conversación para posibles acciones

Cuando no sabemos qué acciones realizar para tratar un quiebre, tenemos la posibilidad de iniciar otro tipo de conversación.  A esta la llamamos la “conversación para posibles acciones”. Esta es una conversación dirigida hacia la expansión de nuestro horizonte de posibilidades. Explorar nuevas acciones, junto a otras personas o solos… Toda innovación se basa en la capacidad de generar posibilidades que no estaban articuladas anteriormente.  Las posibilidades son inventos que generamos en conversaciones.

Postulamos que nuestras conversaciones generan el tejido en que nuestras relaciones viven.  Las conversaciones y las relaciones son una misma cosa.

Una buena relación no es una relación sin quiebres; es una relación que ha desarrollado la capacidad de emprender acciones que se ocupen de ellos en forma efectiva.

La estructura lingüística de las organizaciones

La estructura de una organización está construida como una red de promesas mutuas.  Cada persona está ligada a la organización por compromisos específicos y es responsable de cumplir con algunas condiciones de satisfacción determinadas. Además los miembros de una organización desempeñan sus acciones sobre la base de un trasfondo compartido.  Esto es lo que se conoce como la “cultura” de una empresa. Formas compartidas de actuar y de hacer frente a las circunstancias para producir resultados. Otro aspecto importante en el funcionamiento de una empresa es el futuro compartido aspirando a metas comunes.

Las conversaciones como fundamento de las organizaciones empresariales

Todos estaríamos de acuerdo en que “algunos” problemas en la empresa surgen de fallas en la comunicación (como, por ejemplo, cuando las condiciones de satisfacción han sido escuchadas en formas diferentes por las personas involucradas en hacer una promesa).
Postulamos, en consecuencia, que las competencias comunicativas de una empresa determinan, en un alto grado, su éxito o su fracaso.  Postulamos que una empresa es un sistema lingüístico y que todo lo que ocurre al interior de ella pude ser examinado desde la perspectiva de sus conversaciones.
Ningún área en la empresa es más dependiente de las competencias comunicativas que el escalafón ejecutivo y gerencial.  El éxito o fracaso de un ejecutivo o de un gerente es función directa de su competencia conversacional.

Capitulo 8: Emociones y Estado de Ánimo

Hemos sostenido que si bien el lenguaje constituye a los seres humanos como el tipo de ser que somos, no podemos prescindir de otros dos dominios primarios en nuestra existencia.  Además del lenguaje para comprender el conjunto del fenómeno humano, reconocemos el dominio del cuerpo y el dominio de la emocionalidad.  Lo que acontece en uno de ellos condiciona lo que sucederá en el otro.  Posturas físicas, emocionalidad y lenguaje se comportan entre sí de manera congruente y se influencian mutuamente.

A menudo cambios en uno e los tres dominios no logran conservarse,  debido a la presión de coherencia que proviene de los otros dos.  Ello obliga muy frecuentemente a intervenir simultáneamente en los tres dominios para asegurar que las transformaciones producidas en uno de ellos se encuentren con cambios que les sean coherentes en los otros.

Postulamos que nuestras emociones son determinantes básicas de lo que podamos o no lograr en los dominios del trabajo, aprendizaje, sociabilidad, espiritualidad, etcétera.  Nuestra vida emocional es un factor crucial en cada esfera de la acción humana.

Una de las metas de este trabajo es generar en el lector un nuevo observados de estados de ánimo y desarrollar su capacidad para intervenir en los estados de ánimo en los que no encontramos inmersos y diseñar las acciones capaces de cambiarlos.

Un estado de ánimo, en consecuencia, define un espacio de acciones posibles. Maturana sostiene que las emociones y los estados de ánimo son predisposiciones para la acción.
Uno de los problemas que enfrentamos es que los estados de ánimo son a menudo transparentes para nosotros.  No los notamos y, por lo tanto, juzgamos que lo que pertenece a nuestros estados de ánimo es propiedad de nuestro mundo.

Cuando cambian nuestros estados de ánimo, comúnmente también lo hacen nuestras posturas corporales.  Lo interesante es que muchas veces, cambiando nuestra postura corporal podemos también cambiar nuestro estado de ánimo.  Un ejemplo claro de esto es el efecto del ejercicio físico (salir a caminar, trotar, jugar tenis) u otras prácticas físicas, como el bailar o el yoga, sobre nuestro estado de ánimo.

En general, cuando estamos en estados de ánimo “positivos” (felicidad, entusiasmo, admiración, etcétera), nos encontramos en un mundo que está lleno de nuevas posibilidades para el futuro.  Cuando estamos en estados de ánimo “negativos” (tristeza, miedo, ansiedad, etc.), nos encontramos en un mundo que cierra nuestras posibilidades.

Al modificar nuestro horizonte de posibilidades modificamos nuestros estados de ánimo.

De alguna forma, esto no es nuevo.  Lo sabemos.  Todos hemos tenido innumerables experiencias en las cuales al hablar con gente hemos cambiado sus estados de ánimo, o nuestro estado de ánimo ha cambiado por el simple hecho de hablar con alguien.

Algunas pautas para el diseño de estados de ánimo
  1. Convertirse en un observador de estados de ánimo.  Ello implica partir por identificarlos como estados de ánimo y no “atributos del mundo” o “como las cosas son”.  Si suponemos, como los estados de ánimo normalmente nos hacen creer, que nuestros juicios del mundo corresponden realmente a cómo el mundo es, cerramos nuestras posibilidades de producir estados de ánimo diferentes.
  2. No somos responsables de los estados de ánimo en que nos encontramos.  ...Sin embargo, aunque no seamos responsables del estado de ánimo en que nos encontremos, somos responsables de permanecer en él.
  3. Cuidarse de las historias que hemos fabricado en torno a nuestros estados de ánimo, razones de ellos y justificaciones.
  4. Una vez que se identifica el estado de ánimo, deberíamos buscar los juicios que corresponden a él. Preguntémonos:
-          ¿Cómo estoy juzgando al mundo?
-          ¿Cómo estoy juzgando a la gente que me rodea?
-          ¿Qué juicios tengo acerca de mí mismo?
-          ¿Qué juicios tengo acerca del futuro?
  1. Una de las acciones que podemos realizar es sumergirnos entre personas con las cuales nuestros estados de ánimo no tienen mucha cabida.  No olvidemos que los estados de ánimo son contagiosos
  2. Si cambiamos nuestras posturas corporales, si practicamos un ejercicio, ciertos estados de ánimo deberían desaparecer.  La música es una forma muy efectiva de intervenir a nivel corporal para cambiar nuestros estados de ánimo.
  3. Si sucede que nuestro estado de ánimo se debe a una condición biológica, el cambiar nuestras conversaciones puede ser insuficiente y se requiere de un médico que recete un medicamento para alterar las bases biológicas de nuestra emocionalidad.

Capítulo 9: Cuatro Estados Emocionales Básicos

Consideramos los siguiente cuatro estados de ánimo fundamentales en la vida de todo ser humano.

El estado de ánimo del resentimiento

Cuando los seres humanos luchamos contra lo que no podemos cambiar, cuando demostramos incapacidad para aceptar lo que hemos llamado las facticidades de la vida, generamos un espacio dentro del cual es fácil que se desarrolle el resentimiento.

El  espíritu de venganza es un subproducto habitual del resentimiento.

El estado de ánimo del resentimiento se acerca al de la ira.  La principal diferencia reside, sin embargo, en que la ira se manifiesta abiertamente.  El resentimiento, por el contrario, permanece escondido.  Se mantiene como una conversación privada.  Crece en el silencio y rara vez se manifiesta directamente.

El resentimiento se nutre de dos fuentes.  De las promesas y de las expectativas consideradas legítimas que, en ambos casos, no son  cumplidas.

El reclamo es el remedio más efectivo contra el resentimiento.

La persona “en” resentimiento se ve afectada por un sufrimiento penetrante y muchas veces casi permanente, que se manifiesta en múltiples dominios de la vida.  No hay alegría verdadera `para las personas que viven en resentimiento.

Aún más importante es el hecho de que el resentimiento obstruye o restringe severamente nuestras posibilidades de acción.  En la medida que estamos absorbidos por una conversación que se niega a aceptar la pérdida que hemos sufrido y alimenta nuestro juicio de injusticia y nuestra acusación de culpabilidad, el pasado reina sobre el presente y estrecha el espacio del futuro.

El resentimiento, nos dice Nietzsche, nos constituye en esclavos.

El estado de ánimo de aceptación y paz

Por aceptación o paz caracterizamos al estado de ánimo contrario al resentimiento.

Decimos estar en paz cuando aceptamos vivir en armonía con las posibilidades que nos fueron cerradas.  Estamos en paz cuando aceptamos las pérdidas que no está en nuestras manos cambiar.

De esta manera, por ejemplo, podemos relacionarnos con nuestro pasado desde el resentimiento o desde la aceptación.  Cuando lo hacemos desde la aceptación, ello no implica, por ejemplo, negarse a reconocer los errores que pudimos haber cometido.  Pero somos capaces de vivir en paz pues lo que sucedió en el pasado no tiene necesariamente que repetirse en el futuro.

Del resentimiento a la aceptación

Es importante examinar de qué forma es posible desplazarse del estado de ánimo de resentimiento al de aceptación. Por ejemplo, podríamos examinar los fundamentos que encontramos para emitir los juicios que nos conducen a efectuar la acusación que está involucrada en el resentimiento.  Al hacerlo, puede suceder que descubrimos que, re-examinada la situación correspondiente, la persona a quien acusamos no es del todo responsable de lo que sucedió.

Para movernos del resentimiento a la aceptación, guardan relación con nuestra capacidad de hacer una declaración que dé por cerrado el pasado.  Debemos examinar si podemos o no terminar con esas conversaciones privadas que nos han estado persiguiendo durante tanto tiempo.  Y para cerrar esas conversaciones privadas existen diferentes alternativas posibles:
Recriminación o la queja: Una conversación basada en la recriminación mutua tiende a caldearse aceleradamente y frecuentemente no genera acción reparadora alguna.  En el trayecto, la relación entre las dos personas suele terminar deteriorada.
Reclamo: El reclamo procura tomar las acciones que son conducentes a eliminar la causa del resentimiento.  El hacer esto posee el poder de disolverlo.

Cuando perdonamos, solamente nos estamos comprometiendo a cerrar una determinada conversación acerca del pasado y a no usarla en contra de una determinada persona en el futuro. Podemos perdonar pero no estamos dispuestos a seguir manteniendo una relación con esa persona.  Se hace una declaración de término de la relación.  A veces eso es precisamente lo que tenemos que hacer, como forma de hacernos cargo de nuestra dignidad.

Formular promesas claras

Sostenemos que hay dos áreas en las que podemos intervenir para evitar el resentimiento en las organizaciones.  La primera tiene que ver con la forma en que hacemos promesas.

A menudo sucede que el resentimiento se genera porque ambas partes escucharon la promesa de un modo muy diferente.

A menudo el resentimiento se suscita también por las expectativas desiguales que tienen las personas o porque el cumplimiento de compromisos es evaluado con distintos estándares.

La comunicación deficiente es una fuente continua de resentimiento.  Se deben dejar muy en claro los compromisos que cada parte adquiere para cumplir sus promesas.




Comprometerse a compartir algunas conversaciones privadas y permitir hacer reclamos

Otra forma de abordar el resentimiento es no permitiendo que crezca cuando aparece.  Esto se puede hacer compartiendo toda conversación privada acerca de cada uno de nosotros que, juzguemos, pueda interferir en la forma en que coordinamos nuestras acciones conjuntas.  Ello implica mantener abierto un espacio para el reclamo.

Se debe eliminar el temor de compartir estas conversaciones.  Esto significa que aquellos que hablen sobre sus conversaciones privadas o reclamen no sufrirán consecuencias negativas.

El estado de ánimo de la resignación

El futuro puede ser diferente del presente.  Y puede ser diferente tanto en razón de las acciones de otros como también en razón de nuestras propias acciones.

Observamos que alguien está en el estado de ánimo de la resignación cuando tal persona se comporta, en un determinado dominio, como si algo no pudiera cambiar, mientras que nosotros consideramos lo contrario.

El estado de ánimo de la ambición

Al estado de ánimo de la resignación se contrapone el de la ambición.  Este último se caracteriza por hacer lo contrario de lo que hacía el primero.

Capítulo 10: Hacia Una Ontología de la Persona

Llamamos la dimensión ontológica los aspectos constitutivos o genéricos básicos que pertenecen a todos los seres humanos.

Los cinco dominios básicos de la persona

  1. La persona como dominio experiencial.  El coaching ontológico solo puede hacerse sobre la base de la aceptación de la legitimidad de las experiencias personales de los demás.
  2. La persona como dominio discursivo.  Lo que los individuos hacen o no hacen (incluyendo lo que dicen o no dicen) son formas que permiten revelar esos juicios maestros y, en tal sentido, el utilizarlos como ventanas de acceso al alma humana.  El coaching ontológico está siempre haciendo uso de lo anterior, usando la forma en que actúan las personas para captar sus juicios maestros y, a través de ellos, la estructura básica de su forma particular de ser. Es importante advertir que no estamos diciendo que las personas hayan formulado esos juicios maestros.  Pueden no haberlo hecho nunca.  Pueden incluso no estar conscientes de que los tienen. Esos juicios maestros los constituyen como el tipo de seres humanos que son.
  3. La persona como dominio preformativo.  Cuando nos damos cuenta de que damos por sentada nuestra forma de hacer las cosas, de que nuestra forma de encarar la vida es solo una de las formas posibles,  en ese momento podemos incorporar aquellas acciones transparentes nuestras en una historia que tengamos sobre nuestra persona.
  4. La persona como dominio moral.  Desde este dominio se concibe la persona como un conjunto de declaraciones acerca de las acciones que pueden, no pueden y deben ser realizadas en determinadas circunstancias. En una interacción e coaching es importante captar los límites morales de la persona.  Muy a menudo nos damos cuneta de que los individuos dan por sentados sus límites morales, sin generar mayor reflexión sobre ellos. Sobre la forma, por ejemplo, como definen el bien y el mal.  Sin límites morales la vida social, l vida junto a otros, es imposible.  El problema se presenta cuando nos convertimos en prisioneros de nuestros propios límites morales, sin que tengamos la posibilidad de reflexionar sobre ellos y sobre sus consecuencias en nuestras vidas: cuando nos cerramos a la posibilidad de rediseñarlos según nuestros anhelos en la vida.
  5. La persona como dominio emocional.  Consideramos el aspecto emocional de la persona como el aspecto más importante cuando se trata, por ejemplo, de aprendizaje y de coaching.  El campo emocional de la persona es el factor que define sus límites para el cambio y la superación personal.  No estamos diciendo que el lado emocional de la persona determine, de una vez y para siempre, hasta dónde sería posible que alguien pudiese cambiar.  Pero sin cambiar el estado emocional en que la persona se encuentre, nuestras oportunidades para producir cambios serán muy limitadas.  Sin embargo, si tenemos el cuidado de cambiar primero el contexto emocional en el cual puede tener lugar el aprendizaje o el coaching, podemos ampliar inmediatamente la disposición de alguien a la transformación.





Las fuerzas conservadoras de la persona

Estas fuerzas conservadoras de la persona constituyen un aspecto importante a considerar en el coaching ontológico.  Si las posibilidades de cambio que se abren en una interacción de coaching no afectan el núcleo de la coherencia de la persona que se somete a él, probablemente no habrá problemas para que ellas sean aceptadas.  Sin embargo, cabe esperar una mayor resistencia si aquellas posibilidades cuestionan el principio de coherencia básico que define la forma de ser de esa persona.

Las fuerzas transformadoras de la persona

El punto de partida normal del coaching es un quiebre.  Los individuos piden coach porque declaran que “algo” en sus vidas no anda bien y se dan cuenta de que requieren de un observador distinto para ayudarles a resolver ese quiebre: de alguien que posee distinciones y competencias que él o ella no tienen.  Se dan cuenta de que el observador que son no les permite hacerse cargo del quiebre.

Es tarea del coach mostrarle a quien solicitó el coaching cómo ese quiebre es a menudo una expresión del mismo principio de coherencia.  Por lo tanto, todo quiebre encierra poderosas fuerzas de transformación que son las aliadas naturales del coach al realizar su labor.  El coach debe volver una y otra vez a este quiebre para mantener vivas las fuerzas de transformación que el coaching requiere.


Capítulo 11: El Lenguaje del Poder


La capacidad de expandir nuestra capacidad de acción es lo que hemos llamado poder.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Comportamiento Organizacional


Introducción al comportamiento organizacional
Hemos resaltado la importancia de las aptitudes para tratar con las personas. No obstante, ni este libro ni la disciplina en que está basada se denomina aptitudes con la gente. El término más común para describir la disciplina es comportamiento organizacional.
El comportamiento organizacional (con frecuencia se abrevia como CO) es un campo de estudio que investiga el efecto que los individuos,grupos y estructura tienen sobre el comportamiento dentro de las organizaciones, con el propósito de aplicar dicho conocimiento para mejorar la efectividad de las
organizaciones. Esto parece un trabalenguas, así que lo descifraremos.
El comportamiento organizacional es un campo de estudio, lo que significa que es un área distinta de experiencia con un cuerpo común de conocimiento. ¿Qué estudia? Estudia tres determinantes del comportamiento en las organizaciones: individuos, grupos y estructura. Además, el CO aplica el conocimiento que se obtiene sobre los individuos, grupos y el efecto de la estructura sobre el comportamiento, para hacer que las organizaciones trabajen con más eficacia.

Nuestra definición se resume así: el CO se ocupa del estudio de lo que hacen las personas en una organización y de cómo afecta su comportamiento al desempeño de ésta. Y como el CO estudia en específico las situaciones relacionadas con el empleo, no es de sorprender que haga énfasis en que el comportamiento se relaciona con los puestos, trabajo, ausentismo, rotación de los empleados, productividad, desempeño humano y administración.
Hay un acuerdo creciente en los componentes o temas que constituyen el campo de estudio del CO. Aunque aún existe mucho debate sobre la importancia relativa de cada uno, parece que se coincide en que el CO incluye los temas fundamentales de la motivación, el comportamiento y poder del líder, la comunicación interpersonal, la estructura y procesos de grupo, el aprendizaje, el desarrollo y percepción
de actitudes, procesos de cambio, conflicto, diseño del trabajo y tensión laboral.

Disciplinas que intervienen en el campo del CO

El comportamiento organizacional es una ciencia del comportamiento aplicada que se conforma de las aportaciones de cierto número de disciplinas, también del comportamiento. Las áreas predominantes son la psicología, psicología social, sociología y antropología. Como se verá, las contribuciones de la
psicología han ocurrido sobre todo en el nivel individual, o micronivel, del análisis, en tanto que las otras disciplinas han ayudado a la comprensión de conceptos más amplios tales como los procesos del grupo y la
organización. En la figura 1-3 se presenta  el panorama de las principales contribuciones al estudio del comportamiento organizacional.
Psicología
La psicología es la ciencia que mide, explica y, en ocasiones, cambia el comportamiento de los seres humanos y otros animales. Los psicólogos se ocupan de estudiar y tratar de entender el comportamiento individual. Aquellos que han contribuido y continúan aumentando el conocimiento del CO son los teóricos del aprendizaje, teóricos de la personalidad, psicólogos clínicos, y, sobre todo, psicólogos industriales
y organizacionales.
Los primeros psicólogos industriales u organizacionales se involucraron en problemas de fatiga, aburrimiento y otros factores relevantes para las condiciones de trabajo que podrían impedir el desempeño eficiente. En épocas más recientes, sus contribuciones se han expandido hacia el aprendizaje, percepción, personalidad,
emociones, capacitación, eficacia del liderazgo, necesidades y fuerzas de motivación, satisfacción en el trabajo, procesos de toma de decisiones, evaluaciones del desempeño, medición de actitudes, técnicas de selección de personal, diseño del trabajo y estrés laboral.
Psicología social
La psicología social toma conceptos tanto de la psicología como de la sociología, aunque por lo general se considera una rama de la psicología. Se centra en la influencia de las personas entre sí. Un área primordial sobre la que los psicólogos sociales centran sus investigaciones es el cambio –cómo implementarlo y reducir los obstáculos para su aceptación. Además, los psicólogos sociales hacen aportes significativos
en los ámbitos para medir, entender y cambiar las actitudes; patrones de comunicación y construcción de la confianza. Por último, los psicólogos sociales han efectuado contribuciones trascendentales al estudio del comportamiento grupal, el poder y el conflicto.

Sociología
En tanto que la psicología se centra en el individuo, la sociología estudia a las personas en relación con su ambiente social o cultura. Los sociólogos han contribuido al CO mediante el estudio del comportamiento grupal en las organizaciones, en particular en las que son formales y complejas. Lo más importante es quizá que la sociología ha contribuido a la investigación acerca de la cultura organizacional, teoría y estructura de la organización formal, tecnología organizacional, comunicaciones, poder y conflicto.

Antropología

La antropología es el estudio de las sociedades, y tiene por objeto aprender sobre los seres humanos y sus actividades. Por ejemplo, el trabajo de los antropólogos acerca de las culturas y los ambientes ha ayudado a entender las diferencias en cuanto a los valores, actitudes y comportamientos fundamentales entre personas de países distintos y en organizaciones diferentes. Gran parte de nuestra comprensión actual de la cultura organizacional, los ambientes organizacionales y las diferencias entre culturas nacionales, es resultado del trabajo de antropólogos o de otros especialistas que aplican sus métodos.