Definición de Poder:
“Es la probabilidad de imponer la
propia voluntad, dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y
cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”. (Max Weber)
Ejemplo:
Para lograr los fines del país,
como el desarrollo económico y social, mayor independencia, defensa del
territorio, el Gobierno impone su voluntad sobre los individuos que componen
esa nación.
Tal vez la base más conocida y
antigua de poder, sea la fuerza. Pero ésta no es la única que existe, también
su base puede ser la ideológica, el interés o la apatía.
Ejemplo:
Fuerza : El Estado, el gángster
Ideología : El partido
político, la religión
Interés : Relación entre un trabajador y su jefe
Apatía :
¡Bueno ya! ¡Cómo tú quieras!
Indiscutiblemente el poder basado
en la fuerza, es de corta duración. Es más, muchas relaciones de poder entre
individuos no se deben a la fuerza sino que a la obediencia voluntaria. Por lo
tanto, esto nos lleva a pensar a como podemos transformar el poder en algo legítimo,
es decir, en autoridad, en algo que sea aceptado sin resistencia.
Autoridad o
Poder legítimo:
Es la obediencia voluntaria basada
en alguna imagen, donde el que obedece tiene una imagen de poderoso o de la
posición de la otra persona.
La Influencia y el Poder en el Líder
El concepto de Poder es medular para entender la influencia que posee el líder
sobre una organización. El sociólogo alemán Max Weber la define como: “La probabilidad de imponer la propia
voluntad, dentro de una relación social. Aún, contra toda resistencia y
cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”.
Los líderes pueden utilizar diversos
tipos de poder, a saber: poder legitimado, poder de recompensa, poder
coercitivo, poder de referencia y poder de experto. Cada uno
de estos tipos de poder se usa de acuerdo a la combinación principal entre
calidad de colaboradores, cantidad de colaboradores y tipo de empresa.
El Poder legitimado: Este se deriva de la autoridad
formal y los demás lo reconocen como necesario para alcanzar los objetivos
organizacionales.
El Poder de recompensa: Este implica la habilidad de
proporcionar a los subordinados diversos beneficios, entre los cuales su cuenta
el dinero, los halagos o los ascensos.
El
Poder coercitivo: Este
proviene de la habilidad para castigar o para retener recompensas. Se basa en
el logro del cumplimiento a través del miedo al castigo.
El
Poder de referencia: Este depende
de la capacidad del líder para inspirar y para conectarse con otras personas de
influencia.
El
Poder de experto: Este se
fundamenta en las capacidades, conocimiento y habilidades especiales del líder.
Normalmente, los ejecutivos utilizan todos
estos tipos de poder para que sus colaboradores cumplan los objetivos.
Pero, además, siempre la alta dirección puede colaborar para crear un ambiente
o un clima organizacional en el cual el liderazgo prospere al alentar,
reconocer y recompensar el liderazgo hábil e innovador.
Como decía Napoleón: “Cubre tu mano de hierro con un
guante de terciopelo”. Si al igual que un noble de otros tiempos, usted
logra dominar el arte del juego indirecto, aprendiendo a seducir, encantar,
engañar y maniobrar sutilmente a sus adversarios, accederá a la cima del poder.
Ahora, para llegar a manejar el poder se
deben conocer algunos principios o leyes que son importantes de tomar en cuenta
al momento de relacionarse con el poder o ser parte de un proceso de
negociación. Es necesario explicar que estas leyes no significan algo rígido ni
representan una ley como en el Código Penal Chileno sino que ilustran una
posición, una forma distinta de ver las relaciones de poder o de otra forma,
una manera de administrar el poder.
Ley Nº1. Nunca
le haga sombra a su amo
Criterio
Esfuércese siempre por lograr que quienes están jerárquicamente
por encima de ustedes se sientan cómodos con su sensación de superioridad. No
permita que sus deseos de complacerlos o impresionarlos lo induzcan a hacer
ostentación de sus talentos y de su capacidad, ya que ello podrá generar un
efecto opuesto al deseado, es decir, inspirar temor e inseguridad en sus
superiores. Hágalos aparecer siempre brillantes de lo que en realidad son... y
accederá a la cumbre del poder.
Claves para alcanzar el poder
Todos tenemos inseguridades. Cuando uno se presenta ante el
mundo y muestra sus talentos, naturalmente genera en los demás todo tipo de
resentimientos, envidia y otras manifestaciones de inseguridad. Esto es algo
que hay que tener en cuenta. Uno no puede pasar la vida preocupándose por los mezquinos sentimientos de los demás.
Sin embargo, con sus superiores deberá encarar la situación de manera
diferente: cuando se trata del poder, hacerle sombra a su superior es quizás el
error más grande que se podría cometer.
Ley Nº2. Disimule
sus intenciones
Criterio
Desconcierte a la gente y manténgala en la mayor ignorancia
posible, sin revelar nunca sus propósitos de sus acciones. Si no tiene la menor
idea de qué es lo que usted quiere lograr, les resultará imposible preparar una
defensa. Condúzcalos por el camino de las falsas suposiciones, envuélvalos en
una nube de humo y verá que, cuando al fin caigan en cuenta de las verdaderas
intenciones de usted, ya será demasiado tarde para ellos.
Claves para el poder
En 1878 uno de los grandes capitalistas de la época, Jay
Gould, creó una empresa que en poco tiempo comenzó a constituir una gran
amenaza para el monopolio telegráfico que tenía la Western Union. Los directores decidieron acabar con este peligro
comprando la empresa de Gould.
Para llevar
a cabo esta operación, tuvieron que desembolsar una cantidad importante de
dinero, pero habían logrado deshacerse del supuesto peligro. Sin embargo, meses
más tarde Gould apareció nuevamente en escena, quejándose que había sido
tratado en forma injusta. Así es que creó otra empresa para competir con la
Western Union. Los hechos se repitieron, la Western volvió a comprar la empresa
de Gould para eliminarlo. Luego, todo este proceso se repitió por tercera vez.
Pero después de este proceso, Gould apuntó justo a la yugular, la Western
estaba debilitada financieramente y él estaba en una posición muy sólida, en
pocos movimientos llevó a cabo una compra hostil de acciones y logró quedarse
con el control absoluto de la Western Union.
En este caso, Gould condujo a los
directores de la Western a creer que su objetivo solo era ser comprado en una
suma importante. Cada vez que le compraron Gould se quedaba tranquilo, sin
saber que él apuntaba mucho más alto, apoderarse de la Western Union. El
esquema es un arma poderosa, puesto que induce a la otra persona a esperar lo
opuesto de lo que usted realmente se propone hacer.
Ley Nº3. Sepa
con quién está tratando: no ofenda a la persona equivocada
Criterio
En el mundo hay muchas clases de personas y usted no puede
suponer que todas reaccionarán de la misma manera frente a sus estrategias. Hay
ciertas personas que, si usted las manipula o engaña, pasarán el resto de su
vida tratando de vengarse. Serán, desde el momento de la ofensa, lobos con piel
de cordero. Elija con cuidado a sus víctimas y a sus contrincantes, y nunca
ofenda o engañe a la persona equivocada.
Tipología preliminar
En su ascenso hacia el poder usted se encontrará con
distintas clases de adversarios, incautos y víctimas. La más elevada forma del
arte del poder es obtener la habilidad para distinguir entre lobos, corderos,
zorros, liebres, águilas y buitres. Si usted sabe como diferenciarlos bien,
tendrá éxito sin necesidad de ejercer demasiada coerción sobre nadie. Los
siguientes son los 5 tipos más peligrosos de especímenes que podemos encontrar
en nuestra jungla:
El hombre
arrogante y orgulloso.
Posiblemente al principio intente disimularlo, el excesivo orgullo de este
hombre lo convierte en un adversario muy peligroso. La más mínima mala voluntad
que intuya lo inducirá a ejercer la venganza en forma exagerada y violenta.
Usted podrá decirse: “Pero yo solo dije tal cosa en esa fiesta, en la cual
todos habíamos bebido demasiado...”. No importa, no hay razón detrás de la
reacción exagerada de este individuo, de modo que no desperdicie su tiempo
tratando de comprenderlo. Si en algún momento usted trata con estas personas,
solo huya. Sea lo que fuere lo que usted espera de esa persona... no vale la
pena.
El hombre
desesperadamente inseguro.
Este hombre está emparentado con el orgulloso y arrogante, pero es menos
violento y más difícil de detectar. Su autoestima es frágil, su inseguridad es
grande y si se siente engañado o atacado su ira hervirá a fuego lento. Atacará
de a pequeños mordiscos que tardarán mucho en causar un daño lo bastante grande
como para que usted se percate de ello. Si usted ha engañado o herido a una
persona de esta tipología, desaparezca por largo tiempo de escena. Si permanece
cerca de él, lo irá matando lentamente.
El rey de los desconfiados. Otra variante de los especímenes citados es este José
Stalin en potencia. Ve lo que quiere ver –en general, siempre lo peor- en la
gente y supone que todo el mundo lo persigue. El rey de los desconfiados es, en
realidad, el menos peligroso de los tres tipos anteriores. Este es genuinamente
desequilibrado y, por tanto, fácil de engañar, así como el mismo Stalin era
engañado constantemente. Juegue con la naturaleza desconfiada de este individuo
para logra que se vuelva contra los demás. Pero si usted se convierte en el
blanco de las sospechas, tenga mucho cuidado.
La serpiente de
larga memoria. Al
ser herido o engañado, este hombre no demuestra ira alguna por fuera; hará sus
cálculos y esperará pacientemente. Luego, cuando él pueda invertir los papeles,
ejercerá su cruel venganza, caracterizada por una fría astucia. Reconozca a
este tipo de hombre a través de la calculadora frialdad y la sagacidad que
muestra en los distintos aspectos de su vida. Por lo general, es distante y se
muestra poco afectuoso. Cuídese doblemente de esta serpiente, y si usted lo ha
herido de alguna forma, destrúyalo por completo o bien, aléjese lo más rápido
posible y no vuelva.
El hombre común,
discreto y poco inteligente. Usted para las antenas cuando detecta una víctima tan
tentadora. Pero este hombre resulta bastante más difícil de engañar de lo que
usted imagina. Caer en una trampa requiere a menudo de cierta inteligencia e
imaginación para percibir los posibles beneficios. El hombre obtuso no morderá
el anzuelo, porque no lo reconoce, no se da cuenta. El peligro de este hombre
no reside en que acuse daño o busque vengarse, sino que usted, derrochará su
tiempo, energía, sus recursos e incluso su cordura tratando de engañarlo. Tenga
a mano algo para ponerlo a prueba como un chiste o un cuento. Si el individuo
reacciona interpretándolo en forma textual, sin captar la gracia o el doble
sentido, usted está tratando con una persona de este tipo. Si sigue adelante en
su intento de engañarlo, hágalo bajo su propia responsabilidad.
Claves para el poder
La habilidad de evaluar a la gente y saber con quién estás
tratando, es una de las artes más importantes en el proceso de alcanzar y
conservar el poder. Sin esto, usted está como ciego: no solo ofenderá a las
personas equivocadas, sino que elegirá a las personas equivocadas para sus
manipulaciones y creerá estar halagando a alguien cuando en realidad lo está
insultando. Antes de embarcarse en cualquier tipo de acción, evalúe bien a su
víctima o a su potencial adversario. De lo contrario, perderá su tiempo y
cometerá errores. Estudie las debilidades de la gente, las grietas que tiene su
armadura, sus orgullos y sus inseguridades. Conozca sus lados positivos y
negativos antes de decidir si trata con ellos o no.
Dos
advertencias finales. Primero, al evaluar y medir a su adversario, nunca confíe
en su instinto. Cometerá el error más grande de su vida si se basa en
indicadores tan imprecisos. Nada más valioso que la información concreta que
usted consiga con anterioridad y durante su evaluación. Estudie y espíe a su
adversario durante el tiempo que usted encuentre apropiado. Su paciencia será
recompensada generosamente.
Segundo,
nunca confíe en las apariencias. Cualquier sujeto con corazón de serpiente
puede utilizar la máscara de la bondad. Una persona que se muestra audaz y
agresiva por fuera puede ser un cobarde por dentro. Aprenda a ver más allá de
las apariencias y a analizar las contradicciones. Nunca confíe en la versión
que los demás dan de sí mismos, en general, nunca reflejan la verdad.
1. Personas Dominantes:
Estas personas ansían tener poder, éxito y fama. Normalmente
su conversación se desarrolla en un tono alto de voz, su gesticulación es muy
enérgica, su discurso es notoriamente agresivo y fácilmente pueden caer en
excesos y en descalificaciones. Se acomodan bien en negociaciones que sean
antagónicas, pero ofenden a muchas personas, pueden comprometer el logro de las
negociaciones y se hacen de enemigos fácilmente, con lo cual tienen una larga
lista de potenciales venganzas.
2. Personas Dependientes
Tratan de tener afinidad con todas las personas a través de
su amabilidad, confianza y calidez. Les importa demasiado la comprensión de los
demás, de aquí su necesidad de aceptación y de amor. Para su reafirmación
necesitan tener grupos de pertenencia, donde son felices de participar y
disfrutan de las relaciones sociales. Como necesitan mantener el equilibrio,
pueden ser fácilmente manipulados por personas dominantes.
3. Personas Distantes
Estas personas tienen una gran afinidad con hechos que son
impersonales, como los son los datos, los números, las estadísticas, etc. Su
bajo perfil les hace ser distantes, cautelosos e indiferentes. Les complica el
entender las emociones y por ello, tratan de evitarlas. En general, son
insensibles a los sentimientos que tienen otras personas. Tienden a ser
tímidos, distantes, impersonales y poco comunicativos. Dentro de este perfil de
personas encontramos a muchos contadores, estadísticos, ingenieros en
computación y gerentes de finanzas.
Dentro de otro tipo
de categoría, podemos encontrar a los siguientes especímenes:
a) El
pez codicioso.
El pez codicioso es una persona que deshumaniza el dinero. Es fría e
inescrupulosa, solo pueden ver las impersonales cifras de una balance
comercial. Dado que solo ven al prójimo como un peón de ajedrez o como un
obstáculo para la obtención de riqueza, estos especímenes pisotean los
sentimientos de los demás y alejan a quienes podrían ser valiosos aliados.
Nadie quiere trabajar con un pez codicioso, por lo cual estos individuos suelen
terminar aislados, víctimas de su propia ambición.
Un pez codicioso es la
presa preferida de los grandes estafadores: tentados por la carnada del dinero
fácil, se traga el anzuelo del fraude con la línea y plomo entera. Es fácil de
engañar, porque dedica tanto tiempo a las cifras, y no a la gente, terminan
ciegos a toda psicología, incluso a la suya propia. Evite estos sujetos antes
de que lo exploten, o utilice la codicia que los caracteriza en beneficio de
usted.
b) El demonio del
regateo
El poderoso evalúa las proposiciones por sus costos, no toma
en cuenta otros factores como el tiempo, la dignidad y la tranquilidad
interior. Esto es exactamente lo que el demonio del regateo es incapaz
de hacer. Pierde valioso tiempo buscando gangas, se preocupa sin cesar por lo
que podría haber conseguido en otra parte por un poco menos de dinero. Además,
la ganga que adquiere es a menudo algo deslucida o de mala calidad, que exige a
veces reparaciones costosas o un reemplazo anticipado con respecto a un
producto de buena calidad. Los costos de esas búsquedas, no solo en dinero
(aunque el bajo precio de una ganga a menudo es engañoso), sino en tiempo y
tranquilidad, desalientan al individuo normal a embarcarse en ellas, pero para
el Demonio del Regateo la ganga es un fin en sí misma.
Estos
individuos parecen dañarse solo a sí mismos, pero sus actitudes son
contagiosas: si usted no se defiende de ellos, le contagiarán esa sensación de
inseguridad que implica pensar que debería haber buscado con más entusiasmo
hasta conseguir un precio menor. No discuta con este tipo de personas ni
intente cambiarla. Limítese a hacer un breve cálculo mental, sumando el costo,
al menos en tiempo y paz interior de la búsqueda irracional de una ganga.
c) El sádico
El sádico financiero realiza astutos juegos de poder con el
dinero para reafirmar su dominio sobre los demás. Por ejemplo, lo hará esperar
para pagarle el dinero que le debe, con la excusa de que enviado el cheque por
correo. O si lo contrata a usted para trabajar con él, se meterá en todos los
aspectos de la tarea, hasta causarle una úlcera. El sádico parece pensar que el
hecho de pagar por algo, le otorga el derecho a torturar al vendedor o al
dependiente. Si usted tiene la mala suerte de tratar con una persona así, le
convendrá resignarse a sufrir una pérdida financiera, antes que enredarse en
tan destructivos juegos de poder.
d) El dadivoso que no
discrimina
La generosidad cumple una función muy definida en el ámbito
del poder: atrae a la gente, la ablanda y la convierte en aliada. Pero es
preciso utilizarla de manera estratégica, con un objetivo bien definido. El
dadivoso que no discrimina, por el contrario, es generoso porque desea que
todos lo quieran y lo admiren. La generosidad de estos individuos, que va
acompañada de tanta necesidad de reconocimiento, es tan indiscriminada que
difícilmente logre el efecto deseado: si dan de todo a todos, ¿por qué habría
de sentirse especial el destinatario?. Por muy atractivo que pueda parecer
convertir en víctima al dadivoso que no discrimina, en cualquier tipo de
relación con este individuo usted sufrirá la tremenda carga de las insaciables
necesidades emocionales del otro.
Fuente: Curso Liderazgo, Ipla